
Has ganado el tour de tu vista de sombras por mi interior
reducido a ruina y frío. Has intentado calarme los huesos a caladas largas de
incertidumbre y contacto etéreo.
Has ganado ser reconocida por cada uno de mis poros y ahora
cada órgano y recoveco de mi cuerpo quiere conocerte.
Te has vuelto tan célebre que mis pestañeos votan las
mentiras que me dices como si fuera la verdad que me gustaría que fuera.
Me has ganado tanto, y tantas veces, que se me ha
desprendido el apetito de merendarme todo en lo que has desembocado y ahora no
puedo deshacerme de ti. Te meces dentro, utilizándome, obligando a hacerme
cargo de ti en los momentos en los que te da por no salir de mi cabeza. Y
empiezo a entrar en bancarrota y a verme obligada también a exigirte un
alquiler. Y ahora intentas, con el autostop de tus pupilas inmensas, cruzar la
frontera, el límite, grabarte a bisturí al abrirme en canal y quedarte a vivir
en los ventrículos que de vez en cuando se contraen por ti. Y pienso cobrarte un peaje considerable por
haberme tomado como una copa más, alegando que fui de las que pican la
garganta, y sin embargo no haberme descorchado del todo. Un peaje elevado para
que no te sea fácil invadir y colonizar a metástasis mi corazón hecho jirones.
Has ganado, tal vez que te tocara más de lo debido, que me
recubriera por dentro de ti, tapando las goteras que me arruinaban y que
intentaba tapar a cómodos plazos.
Y a cómodos plazos me pagas tú lo que fuimos, porque fuimos
algo grande, lo sabes y no te quieres quedar con él.
Porque que me hayas ganado esta vez conlleva perderme todas
la veces siguientes.
Porque contigo no voy a cruzar la línea, y lo digo ahora,
pisándola y cuando todavía no eres nada.
Recoge tus cosas y haz las maletas.
Y a pesar de todo, no quiero olvidarte, tan sólo cambiarte
de lugar en la memoria, dónde que me importes o no ya no sea cosa mía.
1 comentario:
El amor es duro
Publicar un comentario