27 oct 2009

FRUSTRACIÓN


Es tan difícil creer que puedes conseguirlo. Los trazos en el papel salieron desiguales, desentendidos, desproporcionados y brotan de mí las lágrimas. No puedo crear belleza con mis manos, ciencia difusa del lápiz y del papel, de mis pensamientos y mis emociones, de mi imaginación hecha añicos por lo imposible. La frustración corre por mis venas como caballos salvajes buscando un lugar que les alimente pues no emana de mí dar la vida a las imágenes trazadas. El tiempo corre de nuestra cuenta y no es difícil imaginar quién o qué vendrá después a llevarse lo que nunca tuviste. Necesito esas ganas de superación, de inspiración arcaica en los tiempos en los que era alguien. No llegaré a la meta por los caminos por los que me guío. No hay nada detrás de la hoja, sólo está la mesa, esperando que me apoye en ella y deslice mi suave inspiración desde mi mente hasta mis dedos, intentando crear con algo que jamás tendré. El talento. Mi falso don es artificial, creado a través de mis sueños. Soñé tantas veces en poder lograr algo por mí misma, algo que de verdad me gustara. Dediqué mi vida a ello y él se llevo mi vida, diciéndome que no era posible, porque esto no me pertenece, ni esta goma que borra ilusiones, ni este folio donde me libro de mis ideas por un momento plasmándolas ahí, lejos de donde estoy yo, en la inmensidad de los ojos de la naturaleza y la genética que hicieron de mí el prototipo de una persona que consigue fabricar la hermosura del alma de las cosas, cosas que dibujo, una y otra vez, y me son mecánicas porque no tienen alma. Ahí es donde los pasos se desvirtúan y pierdo mi razón...

No soy capaz de nada de lo que me propongo, a veces parece que sólo dibujo por el simple hecho de superación y admiración. Ya ni siquiera disfruto dibujando porque todo me parece penoso y lleno de defectos que voy sumando, poco a poco, conforme mi subjestión me va dictando que piense...

Quisiera poder creer que soy algo más que una perfeccionista, una falsa modesta y hambrienta de fascinación frente a los demás. Pero no, no hay nada más que esto que soy yo. No hay nada más que ese deshecho que llamo yo "arte" y que no me fue brindado a mí. Un don que no era el mío... Algo que si tuve... Lo perdí.

12 oct 2009


NOSOTRAS

En mi amor encontré todas las cosas en las que podía haberme convertido de no ser por tí. Las almas de las que me alimento no siempre son las que debería de haber arrastrado conmigo. No soy una fuente de luz. Sólo soy un agujero de nada en la tonalidad rojiza de tus labios. Quise quedarme en tus ojos, imaginé besarte de mil formas para poder, algún día, hacerlo como debe ser. Intenté imaginarme esperando en la puerta de tu primer abrazo, curvando mi boca y haciendo curvar la tuya. Pero desde que tu voz se perdió en la lejanía de mis sueños, en los prados inmensos llenos de kilómetros y kilómetros de pensamientos ilícitos, en las risas que perdí cuando tus brazos abrazaron el adiós y mi olvido. Tus largos paseos por mi mente ahora me son amenos, cuando solía recordar lo cerca que estuviste de rozar mi desesperanza símil de mis labios. Te perdí de todas las formas que se puede perder a una persona. Si te digo la verdad, jamás quise hacer de tí una de mis imágenes al despertar porque sabía que tú eres la obsesión que me perseguía. Quise creer que un "hola" era un comienzo pero era sólo el nudo de esta discusión entre lo que debo y lo que quiero, ¿de verdad tus ojos lloran cuando piensan en mí?
Tú eres parte de mí, de todo lo que soy. De sueño en sueño quise caminar porque lo que parece real a veces se despedaza entre mis lágrimas, que, exporádicamente, caen en épocas explícitas del año. Hoy es lunes y estamos en otoño, generalmente llueve y los árboles se quedan sin hojas. Siento que soy como un árbol despojado de sus hojas. Y esas hojas son las sonrisas que me prestabas para poder dormir... Cuando tú desaparecías de mis sueños.

Mi retina obtiene de tí todos tus valores y los va sumando, poco a poco, como si no tuviera nada mejor que hacer. Tu forma al andar, al reír, al callar, al sonreír, al enfadar... Tú forma de ver las cosas, tu tono al hablar en cada momento del día. Tus partes del cuerpo más destacables, tus partes del alma más impresionantes... Tú en tu conjunto, formabas la persona más importante.
Nada más puede lucir delante de mí que me parezca carente del lenguaje de la poesía eterna que guardas en tus ojos, estás llena de agua. Inundas mi esperanza de ilusión que se agrieta con el paso de tus toneladas de agua que me deja intransigente. Nunca pude entender lo recíproca que era nuestra relación. Aún así, debo decirte, que no soy una de esas personas que permiten tener delante lo que no pueden alcanzar.

No soy la parte más importante de este cuento de hadas, el despecho que sigue durando pese a las pocas veces que hice de tí mi fantasía duele como algo que dejó de ser mío. Nadie podía entender que pasó con nosotras cuando me tenías rota, pendiente de tu mano, a punto de soltarme para siempre al vacío. Caí en tí, perdiéndote para siempre. Mi única verdad es esta esperanza que dura lo que dura que un susurro haga que florezca entre nuestras bocas un enlace de sentidos imaginarios.
No puedo huir más, me caí antes que tú y aquí estoy, no hay nada detrás de nuestras espaldas, que trazaron nuestro camino. Pensé en tratar de olvidar pero tú eres todo lo que soy y lo que seré algún día. Sin vida me rendí pues tú eres mi fuerza y sin ti no soy, no puedo continuar más, nunca más.
Quisiera ser el aire que sale de tus pulmones, recorrer tu interior y embaucarme de su belleza, ser lágrima que por tu cara recorre el precioso contorno de tu piel al perfil de mis ojos externos, que te miran sin cesar. Por tí creé muros por los que nadie pudo ver a través, porque nadie se complementa de la facultad de ver, de conocer, el interior de la persona que tantas veces murmura su nombre en el infinito charco de sus ojos. Mi única paz la hallé cuando decidiste dejarme en una habitación pequeña sin vistas en algún rincón de tu corazón. Desde allí pensaba que subir algún que otro escalón hasta poder rozar tu barbilla sería la tarea de mi única vida, desaprovechada mediante incansables jadeos en la batalla. Allí estoy, tras la lucha. Rota. Y por mis rozaduras corre la sangre de gente que no conozco y ni tan siquiera querría conocer.

Cuando la noche caiga sobre mis párpados no cerraré los ojos, por temor a encontrarme al día siguiente una cama vacía. La soledad pasa un brazo por mis hombros y me dice que todo saldrá bien, pero las caricias que guardaba en el congelador de mi incoherencia están caducadas y a punto de estallar. La pena me consume como el oxígeno pero esta vez el corte es tan profundo... No cicatrizan las heridas del alma.
Y sin embargo "algún sitio" me parece la frase perfecta para empezar a caminar. Hacia algún sitio. Nadie dijo que fuese tan complicado posar un pie sobre la tierra, esa tierra que nos da algo por lo que vivir, una superficie por la que empezar a andar, como si lo único que nos quedara fuese eso. ¿No tuviste lo que deseabas al estar conmigo? ¿De verdad te insistí tan pocas veces?
Querida, no tuviste lo que deseabas para ser libre. Ya no estás sujeta a este mundo que no nos valora como somos. Tú vuelas cerca y puedo verlo, puedo sentir como rozas con tus alas mi pelo y me haces girar, mirando al cielo con los brazos estendidos. Parece mentira que pueda existir un lugar para tí y para mí, un lugar donde nadie necesite una razón para estarlo y donde yo sueñe esto mientras no pueda soñar nada más. Nadie va a dejar de pararte los pies a cada movimiento, allí estoy, guardián de nuestro edén perfecto como si de nada valiera este sufriemiento. Es cierto que te evaneciste en el silencio especial de aquella tarde. Mis ojos vieron tu sangre correr entre el acero deformado y contorsionado con la velocidad del golpe. Yo no corrí a salvarte, vi como se te escapaba la vida desde un lugar seguro donde tú no estabas. Donde ya jamás estarás. Para tí, los lugares seguros, corrieron a esconderse.

Las palabras escurren de este lápiz, dulces palabras que quiero entregarte pues todo lo que dices es sagrado para mi. Tus ojos eran tan azules que no podía mirar a otra parte. Prometiste que te quedarías conmigo y, aún sabiendo que eres mi razón de vivir, te marchaste. Me la quitaste de las manos. Sabes que moriría solo por abrazarte, quedarme contigo, hacerte un hueco que te has ganado en mi amor. De alguna manera te mostraré que eres mi cielo nocturno y que siempre he estado tras de ti, ahora siempre estaré a tu lado. Nunca pensé que diría eso pero nunca pensé que existieras.

Como podrás darte cuenta hablo de distintas personas. O distintas facetas de un mismo organismo. Ese organismo, esa persona, soy yo y esas, esas son "nosotras". Siempre cerca para hacerme sentir... algo. Una caricia, un suspiro, un alivio, un poco de ese "algo" que todos necesitamos. Ese algo que nos hace personas y nos da el alma para serlo. Soy un montón de ellas sueltas por mi cuerpo y cada vez pierdo a alguna, hasta que, algún día, consiga tenerme a mí yo sólo, sin nadie más revoloteando alrededor. He vivido con una sombra en la cabeza, he soñado con una nube debajo de mi cama, he estado sola por mucho tiempo atrapada en el pasado y parece que no puedo seguir. He apartado a un lado el tiempo para limpiar un pequeño espacio en los rincones de mi mente pero, aún así, no he conseguido el espacio suficiente para mis ilusiones de ayer convertidas en estatuas de sal. No soy fuerte, no podré llevar conmigo tanto peso, tantas vidas... Pero, ahora, ven conmigo.

Pronto estaremos a medio camino de algún sitio donde el amor es más que sólo tu nombre.


Noem.