21 feb 2012

Tu cuerpo





Tu cuerpo es como una piscina de olas, es como dos días libres seguidos, olor a sábanas recién cambiadas, olor a sexo. Me habla, con sus tres mil bocas que me besan en cada lugar donde poso una parte mí. Es como una conversación idiota, tres copas de más, una bandera blanca que ondea sola. Maquillaje corrido. Besos que se pierden al amanecer. Tu cuerpo es caliente como tres soles puestos uno encima de otro, no cabe ni en dos galaxias, el universo no le llega a los zapatos en lo que se refiere a noches en vela. Mis ojos te visten de párpados cerrados pero sigue siendo mejor mandar astronautas a buscar vida en tus lunares, a besarte cada poro, a suspirarte en cada oreja. Los latidos de tu corazón hacen que tiemble imperceptiblemente, como tu sonrisa, afectada, cuando intenta ganarle terreno a tus mejillas al subir. Tu cuerpo, cubierto por tu piel de blanco color de ojos pálidos los que te miran, sean míos, que abducidos quedan por él. Cultura de laberintos intrínsecos, minotauros que se esconden tras tus pecas, sonrisas, hechos, defectos, lágrimas, secretos. Cerraduras que se abren con mis dedos.


Tu cuerpo, léxico perdido de mi lengua, húmeda desgana que relaja los dientes antes de reírlos en tu pecho. Libertad. Tu cuerpo es libertad. Lápices que colorean tus voces. Tu historia hecha materia, mi sueño, mi pesadilla, mil veces mi envidia de tus sueños más rebuscados. Carreteras vacías. Lluvia ácida. Te deshace la boca, la ropa, los días, las lunas, las estrellas, de tus ojos las palabras que te callas. De largo tiempo, de lamerte cicatrices, de comerte, vomitarte, de que duelas, de beberme tu pelo, como un buen vino. De catar tus escondrijos, de buscarte los tesoros, de palparte buscando minas, de explotarte las mentiras. De ducharme con tu olor, levantarme con él, desayunar con tu voz. No necesitar paraguas porque estás tú para darme sol. No ver más que mi nariz porque lo eclipsas. Con tu cuerpo, tus labios, mordértelos, hacerte equivocar, que aciertes sin querer, que me ignores sin amar. Que desvirtúes mis andares, de mis dedos por tus calles. Que cometas delitos mirándome desde abajo, mordiendo tu labio. Rojo, inmenso, definido, exótico, acolchado, dulce, entero, demasiado para mis manos, mis ojos, dientes, lengua, manos, brazos. Caderas que me recuerdan lo roncos que son tus placeres vaginales, saberte a escondidas tras las sábanas. Verte llegar desde dónde sólo puedes ver mis ojos chispear. Lo difícil que es decirte que te echo de menos, lo fácil que es odiarte, lo complicado que es quererte y lo simple que es la manera de conseguir conocerte. Lo que me cuesta que te creas que eres algo más de lo que piensas de ti misma. Gritarte, desgarrarte la ropa a tiras con mis ojos, desnudarte con ellos, degustarte con los dedos. Quererte, amarte, besarte los ojos, las cuerdas vocales, los huecos que te falten por ser reconocidos, explorarte los pensamientos, sentirte los pesares. Devorar tu pena, apartar con las manos tus quebraderos de cabeza, cubrirte de la saliva de mis sonrisas cuando te entierro en besos. Demostrarte que por ti, me equivoqué, que por ti me acuerdo de respirar primero y vivir después. Que por ti amanezco y me entierro cuando duermo. Que por ti nada es nuevo ni viejo. Que tu cuerpo, es mi lugar, mis huesos, mi aguja sin hilar. Mi debate, destino. Cenas, leyes, física, química. Que de tu alquimia me alimento.

Que si ti la vida no tiene sabor ni fundamento.

19 feb 2012

Más de lo que piensas


Sólo quise volar, por dónde fuera,
Estuviera el mar, de tus ojos al reír,
Estuviera el sol, que de a poco
No calienta.

Quería ser algo más que un amanecer,
Más que noches desperdigadas por la semana,
Más que lo que tú pienses de mí.
Quería ser más de lo que piensas de mí.

Quise arrancarme a reír las carcajadas
De mi gastada garganta de gritarte desnuda,
De querer darte la libertad que no poseo
Y que no quiero para nada.

De buscarte los ojos para mirar
Como tus pestañas se ríen de mí,
De mis arañazos sin curar,
De cómo no me lames las heridas.

Y se me infectan,
Y con cada dolor, se me va una gana de amar.

18 feb 2012

Seas quién seas


Tú, seas quién seas, tú que esperas algo
que yo no puedo darte.
Tú que mueres, tú que vives y creces
En algún lugar donde nadie es bienvenido.

Yo que siempre espero, yo que siempre te busco,
Que aquí estoy contándote los descosidos.
Yo que siempre te he querido, desde lejos,
Todo lo lejos que nos separa el destino
Y el nunca habernos conocido.

Puede que llegue ahora, puede que lo este viendo venir,
Y me cambie de acera
porque tengo miedo a que meta su dedo en mi llaga,
a la que todos llaman corazón.

Tal vez tengas razón, tal vez deba devolverme
esas lunas que convertí en ti,
tal vez deba convertir mi insomnio,
en soñar y dormir.

Seas quien seas, estás como a mil kilómetros luz,
Y yo sólo soy esa estrella a la que nadie llega,
Y pinto soles en tu piel desgastada, y abrazo las palabras
De tinta y desayunos caducados.

De amor desgastado, de amor, de amor en mal estado,
Amor, ese que nunca se fue, pero nunca supo llegar.
Amor a tus pestañas, tus labios, tu voz, tu risa, tus mundos,
Recovecos y cajones cerrados con llave.


Tú, seas quién seas.