Hoy he soñado con ella
y parecía quererme.
He soñado que me abrazaba,
que me cogía los hombros
y me quitaba de encima todo el dolor
de una sacudida.
Hoy he soñado con ella,
y era tan real, tan de otro mundo
que tan sólo podía ser de los sueños.
He soñado que la besaba y
metía mi dedo en su hoyuelo,
haciéndole reír.
He soñado con su voz,
y he llorado con la risa suya
he soñado que me contaba historias
que me hacían mirarla como siempre lo hice.
He soñado con su voz, de niña que pide permiso,
que me decía de empezar de nuevo.
Y he llorado
cuando, sin querer, al quererlo
la he vuelto a querer tanto, y más
como yo la quería.
He soñado que me miraba
como siempre lo hacía.
He soñado con ella
y casi no recuerdo lo que me decía.
Y tener el corazón encogido
atrapado en un puño sin ventanas
y saber que ella nada de esto sabía.
Sus dientes, su sonrisa,
sus pestañas, sus ojos,
su boca, sus labios, su voz,
sus manos, sus caricias,
su pelo, su olor,
sus guiños, su risa...
Que se apagaba
mientras despertaba.
Hacía días que ni pensaba en ella
y ha sido en la noche cuando ha aparecido,
y me ha hecho feliz mientras ni existía,
y me ha hecho creer en mí.
Del sueño, sólo recuerdo
sus brazos sobre mis hombros,
su boca escribiendo palabras
en mis labios,
sus ojos, chispeando tras las gafas,
a cuadros, que me he quedado al abrir los míos.
Y sin querer, ella se ha ido.
Pero ya se había ido de todos sitios,
ya se había ido.
Sólo volvía a decirme adiós,
y entre lágrimas la he despedido.
Pero sí, hoy he soñado con ella,
hoy en la noche... Tal vez signifique
que la he dejado de querer,
quizás ella ya me haya olvidado,
a lo mejor me esté equivocando,
pero cuánto la he querido,
cuánto la he odiado,
cuándo la soñé hoy...
Supe que la seguía amando.