Ser feliz o no, no me
preocupa demasiado. No hay por qué obsesionarse con ello. Siempre he pensado
que hacer lo que quieras en el momento en el que lo deseas es un translúcido
biombo en el que puede apreciarse detrás una verdad niña y asustada, desnuda,
cambiándose de piel para ser mejor para mí, para poder madurar y hacerme mejor.
Tal vez ahora no entienda muy bien a dónde voy y por qué camino hacia donde no
parece haber mucho que encontrar, pero es un “a veces estoy bien y cada vez
mejor” y supongo que en eso se basan las cosas, al fin y al cabo. Cuando te
sientes bien, feliz, quieres que eso continúe siendo así y sólo tú eres capaz
de que incluso mejore la situación., aunque sea de vez en cuando.
Estoy aprendiendo, como todo el mundo. Sé que mejoraré, que
tal vez un día despierte y me lo deba todo a mí misma. De hecho, lo sé. No sé
qué puede pasar, pero estoy segura de que sea lo que sea, podré con ello. Al
fin y al cabo, la vida no es para tanto y hay que respirar, de vez en cuando
coger aire y si tienes que decir “basta”, significa que de verdad es necesario. Sea como sea, todos acabamos haciendo daño a alguien y torturarse o quitarle importancia, es una misma manera de cagarla. Simplemente hay que sentirlo y seguir adelante. No voy a fingir que no hay cosas que raspan y magullan las ganas, y lloraré si me apetece pero creo que hay muchas más cosas buenas por las que preocuparme que porque alguien se haya ido de mi vida o no.
Prefiero ser feliz al pensar que yo me he quedado y que muchos conmigo.
Y como dicen por ahí:
"Honestamente, no tengo tiempo para odiar a la gente que me odia porque estoy demasiado ocupado amando a la gente que me ama".
Y a volar.