Y que esas personas seamos tú y yo, aprendiendo a soplar y limpiar el polvo de las tapas de los que un día fueron nuestros principios, nuestras teorías, para pasar a ponerlas en práctica, es algo que rompe las barreras y los límites de las costumbres que nos hacen.
Sonreír por ello, porque siempre supe que entre un millón de errores, y tras repasar cada uno de ellos, encuentras la excepción que confirma la regla; la ecuación que no conseguías resolver y dejaste solucionar al tiempo y un día entras en tu cabeza y te la encuentras resuelta en la pizarra. Y esa eres tú, el problema por el qué he apostado tiempo e intentos, en vano, que se ha resuelto por casualidad, por el simple hecho de que era el momento idóneo, en la cantidad exacta y en la mente correcta.
Esa es una de las muchas cosas que adoro de ti, que conviertas mis "problemas" o cuestiones en aciertos. Que seas tan real como cualquiera y que, además, lo sepas.
"Hoy por ti,

lo que por mí, tú
y lo que por ti, mío."
2 comentarios:
Me encanta como escribes.
y a mí que te moviera algo por dentro
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