
EN UNOS CUANTOS SEGUNDOS
Como el mar me dijo adiós con la mano de espuma,
como utilicé mi pluma para hacerte un cielo,
como cuando el perdón pasó mi culpa,
y tus manos calmaron mi deseo.
Dos pesados besos de tus labios agridulces,
credos que desaparecen cuando un océano de mantas nos cubren,
dos segundos de tenues luces azules,
y tus ojos respirándome miradas que me escupen palabras entrelazadas.
Vagas esperanzas y el segundo se hizo eterno,
entre los besos y abrazos en un mundo de sueños amarillos,
el adiós de ese mar se quedó lejos,
cuando llegaste y pusiste tu lengua colgando en un apaño daño crítico.
Bases de risas amortiguadas por tus dientes,
que se encienden y se apagan como luces fluorescentes,
en una oscuridad donde nuestras entes dejan de entenderse
por palabras que se escapan de susurros sonrientes.
Me miras y yo lo siento,
como si tuvieras unas alas encaramadas en tu espalda,
antes para entenderme usaba espadas
y los puñales envenenados eran parte de mi alma.
Una coraza que protegía el interior
y lo sigue haciendo porque no pude olvidarme de ella,
pues son tantos los motivos por los que sigo pensando,
que en esta noche de imprevistos y sorpresas, te quiero de aquella manera.
Fuerte, valiente y claro,
sigues besando mis intelectos y haciéndome sentir celos,
son como fuego que se escapa detrás de tí, ilumina como un faro,
y hago parar para decirte un "volvamos a empezarlo".
Palabras que el tintero llevó a la boca,
lamiendo la punta y haciendo fluir los secretos escondidos de mi ser,
fuerte dolor de alma de roca, mi cuerpo con el tuyo se disloca,
vuelve loca mi subconciencia de sueños de escased.
Y en todos esos sueños sales tú, haciéndome sonrisas de sal.
1 comentario:
Para el amor, muchas veces, no se necesitan palabras, sólo unos besos que nos llenen la boca.
Un beso grande!
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